Entrevista
"Hoy, la clave es estar cerca del cliente"

Eguia Marcas y Patentes es un estudio de marcas y patentes cordobés pionero en el interior del país. Fue fundado en 1947 por el Cr.José María Eguia Zanón y su hijo el Dr. Jorge Raúl Eguia Cairó. Actualmente, en la tercera generación, es dirigido por el Lic. Javier Eguia, la Dra. María Verónica Cima y el Lic. Guillermo Felippa.

Para conocer la realidad y desafíos del sector en la Argentina, dialogamos con Javier Eguia, director del estudio.



¿Cómo ves al sector empresarial del interior del país en lo que se refiere a su conocimiento sobre los derechos de propiedad industrial?


En lo que respecta a investigación y desarrollo, en el interior del país, es escaso. Son pocas las empresas que tienen un departamento de I+D y que patentan sus inventos a nivel nacional o internacional. Por lo tanto, el 90% de nuestro trabajo está más vinculado a lo que es registro de marcas y toda la familia de servicios referentes a eso.

De todas maneras, esto ha ido cambiando con los años. Cuando me inicié en la actividad, en 1989, el conocimiento que había sobre la importancia de registrar una marca era casi nulo. Tan es así que en nuestras primeras campañas publicitarias el mensaje se centraba en dar a conocer qué es una marca, por qué hay que registrarla, cuál es el riesgo de no registrarla. Los primeros 10 años del estudio fueron de docencia absoluta, brindando charlas en las universidades, en las cámaras empresariales, en la facultad de Derecho, en la facultad de Diseño porque era algo totalmente desconocido en el interior del país.

Con el paso del tiempo, hoy notamos que el empresario, el entrepeneur, ya no se lanza con un producto al mercado sin antes, por lo menos, consultar la disponibilidad de la marca y hacer la solicitud correspondiente.


Después de realizar todo este trabajo de educación, ¿considerás que los empresarios valoran de otra forma el registro de marca en la actualidad?


No lo dudan más. Ya no lo ven como un costo o un seguro que tienen que pagar. Lo ven como un negocio porque entienden lo que es el valor de la marca; entienden que cada peso de publicidad que se invierte, cada año de trayectoria que tiene su marca agrega valor a la marca y entienden que es un gran negocio registrarla. Hoy, la realidad es otra: Córdoba ya es un mercado maduro, tiene más de 30 estudios especializados en la materia. Cuando nosotros arrancamos estábamos prácticamente solos.


¿Cuáles son los sectores industriales que más tienden a proteger sus marcas?


Las industrias que más marcas solicitan son la farmacéutica y la vitivinícola. Por eso, abrimos una oficina en Mendoza y Neuquén. Pero hoy todo el mundo necesita registrar una marca. Uno de nuestros últimos clientes fue el Arzobispado de Cruz del Eje que nos contactó para que registremos la marca Cura Brochero. Desde la grande hasta la pequeña empresa, desde la Iglesia hasta el Estado, todo lo que implica actividad económica necesita registrar su marca.


¿Las empresas registran sus marcas en el exterior o lo hacen en una segunda etapa?


La empresa, cuando se inicia, se enfoca en el mercado nacional. La primera etapa es registrar una marca que se pueda utilizar en el país, y el exterior lo ven como una segunda etapa. Pero nosotros aconsejamos a nuestros clientes que, cuando van a definir una marca, la piensen en forma regional, que sea viable de registrar en el mercado potencial que esa empresa pueda tener de acá a 10 años. Porque por ahí se encuentran que después no pueden avanzar en otro país. Y no es bueno tener una empresa cuyo nombre no pueda ser global.


¿Cómo evalúas el servicio de los estudios del interior frente a los de Capital?


La tecnología y el acceso a la información nos han permitido que algunas ventajas que tenían los estudios de Buenos Aires, por estar cerca del INPI, hayan sido superadas. Actualmente, nosotros podemos brindar en tiempo y en forma el mismo servicio que nuestros colegas de Buenos Aires. Y la cercanía al cliente es muy importante. Soy un convencido de que más que la tecnología y el acceso a la información, la relación personal con el cliente, la visita regular y el contacto personal son fundamentales. Creo que la gran ventaja competitiva en nuestro caso ha sido esa: el estar cerca de nuestros clientes a través de todas nuestras oficinas.

En cuanto a las tarifas, por lo que sé, son similares en todo el país. Entonces, lo importante es generar nuevos servicios, nuevas actividades que aporten valor al cliente, preguntarles cómo ven el servicio, cómo se podría mejorar, etc.


¿Cómo ves la labor del INPI en términos generales?


Muy bueno, más ahora que contamos con el servicio de presentaciones online. El hecho de estar en el interior nos complicaba mucho a veces para atender a las urgencias de los plazos que, con el nuevo sistema, ya es historia.

Hace poco tiempo le enviamos un correo electrónico de felicitaciones al INPI por este nuevo servicio, que propicia un país más federal.

La actual situación económica tanto nacional como internacional, ¿repercutió en la actividad?

Hice una comparativa hace poco de la cantidad de solicitudes de marcas publicadas en los últimos años. Lo cierto es que la retracción económica y la sensación de incertidumbre repercuten en la toma de decisiones empresariales vinculadas a nuevas inversiones, nuevos desarrollo y lanzamientos de productos. Y ese ánimo se ve reflejado también en el índice de registro de marcas y patentes.

En 2013, particularmente, la contracción de la economía impactó de lleno también en este rubro y lo convirtió en el segundo año consecutivo que mostró una retracción en las solicitudes de registro de marcas. Esto se debe a que varios sectores económicos esperan un momento más propicio para sus lanzamientos y, por ende, para el registro de sus nuevas marcas y productos.

En base a los datos del Instituto Nacional de la Propiedad Industrial (INPI), en 2013, el registro de marca cayó un 22,39 por ciento en comparación al 2012, y un 34,24 por ciento en comparación con 2011.

En este sentido, el año pasado, se publicaron unas 47.429 solicitudes de registro de marcas. De ese total, y siempre en base a los datos del INPI, unas 34.437 fueron de empresas o personas argentinas, mientras que unas 12.992 pertenecieron a empresas o personas extranjeras.

En tanto, durante el 2012, la cantidad de solicitudes de registro de marcas publicadas alcanzó la cifra de 61.115, de las que 44.597 pertenecieron a solicitantes nacionales y 15.518 a extranjeros.

Para el 2011, en cambio, los datos eran más positivos aún. Por entonces, se publicaron 72.126 solicitudes de registro de marcas: 56.122 pedidas por empresas o personas argentinas y 16.004 por referentes extranjeros.

En este marco, en Córdoba, la baja en los registros de marca es aún mayor, superando incluso la media nacional. Por ejemplo, para el 2013, se estima que la caída en las solicitudes de inscripciones fue del 35% aproximadamente.


El estudio de ustedes se ha expandido mucho en el interior del país, ¿cómo les resultó esta experiencia a lo largo del tiempo?


Muy difícil, este es un servicio para grandes urbes. En la gran mayoría de las provincias argentinas no funciona porque tenés que tener una base industrial y de servicios, de empresas, mínima, como para que se justifique estar presente. Con la filosofía de estar cerca de los clientes que mencionaba, entendimos que, si teníamos clientes en Rosario, Mendoza o en la Patagonia, teníamos que estar en sus lugares. La verdad es que el proyecto evolucionó con muchos altibajos, pero con resultados positivos gracias a mucho trabajo y esfuerzo. Recientemente, abrimos en Buenos Aires y estamos creciendo con una perspectiva positiva. Esto nos ha permitido aumentar nuestra cartera de clientes y tener una tasa de pérdida muy baja, la verdad que eso me da mucha alegría.


* El contenido de los artículos publicados en AAAPI News es responsabilidad exclusiva de los autores